martes, 27 de noviembre de 2007

Venezia, Italia


Y desde la estación de Santa María Novella en Firenze, tomamos el Eurostar con destino a Venecia. Hasta el momento todo había salido acorde a nuestra planificación. Los hoteles eran lo que parecían en la web, la relación calidad precio idem, la locación de los mismos fue acertada según nuestros objetivos de paseo y visitas. Nuestra selección en Venecia era la más temida. Dimos muchas vueltas sobre dónde era mejor quedarnos: la isla, el centro, cerca de la estación de tren de Santa Lucía, en Mestre? Leímos comentarios en páginas y páginas, buscamos y buscamos.
Finalmente optamos por Hotel CaSa Linger (Salizada Sant' Antonin Castello 3541
Venecia, Italia Teléfono: +39 041 5285920 Fax: +39 041 5284851 Email: hotelcasalinger@hotmail.com)
Una habitación con cama matrimonial en el centro de la isla, Euros 50 por noche cerca de la piazza San Marco, a 10 minutos con el vaporetto bus que se toma a la salida de la estación de tren y hay que bajar en la parada San Zacharias...sin baño. Cómo decía en una traducción de alguna página de hoteles:..."con baño carenciado within or without..."
Cuando bajamos del tren en la estación central de Santa Lucía tomamos el acqua bus, sacamos fotos de ese paseo por el Grand Canal al estilo oriental, bajamos correctamente en la parada, cruzamos dos puentes, doblamos a la izquierda, de allí unos 60 mts cruzando una piazzetta y una pequeña dobladita a la izquierda y ...el hotel.






















Detrás de esa puerta mínima había una de las escaleras más empinadas que usé en mi vida. Dos pisos arriba estaba la recepción. Chequeamos, nos indicaron nuestra habitación y dónde quedaba el baño . En la habitación había un pequeño lavatorio con un espejo, un ropero, una cama doble superconfortable y ventilador de techo (hacían 36 grados). La ventana se abría sobre los techos de las casas y se veía un cielo azul espléndido. Lo del baño sería una nueva experiencia. Pedimos nuestro mapa y salimos a caminar por esta ciudad increíblemente hermosa. Describirla como una puesta escenográfica es muy poco. Puentes, pasadizos, callecitas, gente, casas, palacios, piazzas, góndolas, calor, sol y lluvia. Rincones que no volvíamos a encontrar y la sensación de no querer irnos jamás. Caminamos non stop todo el día. Disfrutamos de prosecco, campari y una bocaditos en un lugar alucinante,en la zona cercana al Rialto, muy económico, que por suerte sí volvimos a encontrar al atardecer: Al Portego (Castello S. Lio 6015, Venezia). Es una hostería muy muy pequeña, vaya a saber uno de que siglo! Al atardecer se llena de gente local que sale de sus trabajos, se pide adentro en la barra la bebida y la comida, y afuera se toma y come entre tantos otros que hacen los mismo, apoyándote en la calle de piedra, o en unos barriles de roble que andan dando vueltas por ahí. El Spritz salía Eu 1,60 cada vaso de 250cc (vino blanco seco helado y campari con un touch de soda). Y te tomás un par así como así. Y después te perdés por más mapa que tengas. Por lo tanto enfilamos a Piazza San Marco como punto de referencia para regresar al hotel.
Y allí, en plena noche de verano, con la Piazza encendida a pleno con pequeñas luces en la recova, las mesas afuera del Quadri, las orquestas de cada bar que se turnan en tocar, bailamos con mi viejito al mejor estilo Ginger Rogers y Fred Astaire (así nos sentíamos nosotros por lo menos). Enamorados.

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