lunes, 27 de agosto de 2007

ROMA

Sencillito. Arribo a Fiumicino tomamos el tren a Roma Termini.
Precio de cada boleto EU 11.-
Roma, Roma Roma! Habíamos llegado por fin! El tren estaba demorado por no sé que temario. No nos importó. Estaba repleto. No podíamos subir. No importa, la felicidad ja ja ja ja, nos tomamos el próximo! El tren estaba anunciado para salir 20:35. Eran las 19:50. Y anuncian por micrófono (incomprensible en cualquier idioma) que se retrasaba a las 21. No importa!!!!! Nos entendemos? Estábamos en Roma. No me importaaaaa! Nos quedamos en el andén.
Pasaron los minutos y se bajan del vagón tres pasajeros a las recontraremilcarajeadas en italiano. Nos tiramos a subir al vagón. Atrás nuestro una chica inglesa. Listo; capacidad colmada. Estábamos en el pasillo. No me importaaaaaaa estoy en Romaaaaaaa! Ahí escuchamos que ese tren debía haber salido a las 19 hs. No me importaaaaaaaaa. Hacía calor en serio. Lindo calor. Vuelve a sentirse una voz incomprensible por el parlante de la estación que provocó las especulaciones y comentarios en varios idiomas. No entendíamos nada. Sobretodo cuando a las 20:35 el tren partió. Y daaaaale. En camino! 30 minutos después arribamos a Termini. Mapa con la ubicación del hotel, las reservas en la mano, bajamos en una estación con 32 andenes, comercios de todo tipo, tableros electrónicos, TV plasma en los andenes, gente, muchísima; gente con bolsos, valijas, cochecitos, mochilas, altos , gordos, flacos, bebés. Seguimos el flow de la gente y estábamos en la puerta. Y no, no es Constitución. Ni se parece. Ni el barrio, ni la estación.
Buscamos información para ubicar bien la calle del hotel que según el plano estaba ahí nomás, a dos cuadras. A dos cuadras de dónde? Por cuál puerta habíamos salido? Para dónde? Buscamos a la policía en la calle, quien muy amablemente nos contestó que no era guia de turismo.(!?) Y se acercó un chófer de taxi que miró el mapa, la dirección y nos miró como si le hubiéramos mostrado el mapa de Trenque Lauquén o Taormina, no Roma. No tenía ni idea y no daba información. Se dió media vuelta. Otro policía, con un 10% más de onda, miró el mapa y nos mandó a tres cuadras hasta la Piazza Indeppendenza. Luces, autos, viento cálido. Noche romana. Un esquina con un café y pasticceria del siglo pasado, hermosa. Cruzamos. Le preguntamos al mozo. Nos negó con la cabeza y gesticulando con la mano que no contestaba. Había un grupete de orientales japoneses más perdidos que nosotros. Nosotros parlabamos el italiano y no nos daban ni bola, imaginamos que les iba a pasar a este grupo; capaz terminábamos todos juntos en la estación durmiendo. Me cansé de la mala onda de los habitantes de la ciudad y paré un taxi. Solícito el chófer bajó, abrió la tapa del baúl, y yo le digo si todo ok, pero conocés esta calle. Fué mostrarle el mapa y parecía que le pedía que me reconociera un hijo. Nos puteó a los gritos, golpeó la tapa del baúl y yo le dí a los gritos también (muy lindo todo), hasta que consensuamos que él se fijaba en la guía T y obvio que nos llevaría hasta el hotel. Buscó la calle; la buscó, la buscó, mientras puso reloj y marcha. Y no la encontraba. Y mi viejito se puso a buscarla con él. Mmmm. La calle era un pasaje. Andiamo! El taxista dobló por la avenida, tomó una calle lateral, hizo cinco cuadras, esto es volvimos a la estación donde habíamos llegado, y en la calle izquierda salía ésta Via Cialdinni. Estaba la bendita calle a medio centímetro de la estación , más o menos, saliendo por las puertas laterales. Pagamos nuestros primeros odiados 5 euros, esto fué un rip off catedrático, y tocamos timbre en el cuarto piso. Dijimos nombre, buzz inn, y tomar la escalera de la derecha nos dicen. Portón de madera, entramos a un patio, un ascensor estrambótico y mínimo, y estábamos adentro. Se develaría nuestro primer hotel reservado, y como era sólo una noche, ya pagado, a través de la web. El edificio debía ser del año 14 y no les había quedado tiempo para restaurarlo. Lo que sí habían restaurado era el piso donde se ubicaba este B&B. En la habitación que era nueva, nueva teníamos plasma, dvd, equipo de música, frigobar, y secador de pelo. Un colchón de 30 cm de alto y las sábanas blancas de algodón. Excelente. Nos bañamos superrápido, pedimos mapa correspondiente a la simpática chica que nos recibió y tomó nuestro pedido de desayuno para la mañana siguiente y salimos a caminar. Nos tomamos nuestro primer Campari soda, comprado a EU1,80 en un mini kisco, pasamos por un concierto en Santa María Maggiore, nos sacamos las primeras fotos en el Coliseo, regresamos por una avenida hermosa, ancha, con una brisa muy muy reconfortante. Estábamos en Roma. Al fin!

1 comentario:

peregrina dijo...

Snif...cuánta nostalgia me diste, Roma querida y eterna. Hasta me dan ganas de un ristretto.
Lindídisimo lugar.