miércoles, 3 de octubre de 2007

Costa Amalfitana 2

Al siguiente día, levantados taaaaan temprano comenzamos a caminar por la ciudad. Visitamos los palazzos, murallas, castillos, iglesias, el Duomo. Un calor encantador. Reconozco me impresionaba un poco que al entrar a las iglesias, en el Duomo por ejemplo, como yo iba con mi remerita musculosa escotada, amablemente en la puerta un señor me alcanzara un chal que luego debía dejar en un canasto ubicado en la puerta de salida. Se transpiraba de lo lindo, y yo con el chalcito cruzado sobre el pechito cubriéndome las partes, no hacía mas que pensar que asquito me daba estar usando ese chalcito, se entiende? Igual la Catedral hizo que nuevamente mi autoestima subiera a la estratósfera, ya que el amable señor de la puerta me preguntó si era italiana, respondiendo que era argentina, el tipito ahí nomás lanzó un suspiro que hizo despertar hasta a los muertos de las criptas, se llevó las manos al corazón, se arrodilló ante mí (veramente), y me dijo:
-AAAAAAHHHHH! Argentina! Diego Armando Maradona y las mujeres más bellas del mundo. En italiano obvio que yo entiendo, hablo, leo ma non scrivo. Y se incorporó ante la mirada atónita de mi viejito y mi cara de- Ves si soy como la Loren más o menos-
Muy satisfecha y revoleando las caderas devolví el manto transpiroso y continuamos nuestra caminata. Fuimos a un mercado en la calle, con pescados, jamones, quesos, verduras y cachivaches varios. Caminamos la Vía Toledo del barrio español o latino, pasamos por Chiara, la Galería ,Castell Dell Uovo, recorrimos la costanera sin playa. Con un mar inmenso y hermoso, con una piedras gigantes donde se tomaba sol y desde ahí al agua.


Napolés es una gran mezcla de períodos arquitectónicos, y a nosotros las calles con la ropa colgada de balcón a balcón nos encantaron. Cuando llegamos al puerto compramos boletos para el ferry a Ischia.

En la isla caminamos por la calle principal que es peatonal, llena de bares, negocios, heladerías, cafés, la playa, unas casas impresionantes y los hoteles con spa y aguas termales. Otros que no me tocaban en este viaje. Regresamos en el último ferry de las 9 de la noche a Nápoles. No dábamos más. Al llegar al puerto decidimos tomar un bus hasta el hotel. Y claro no teníamos boletos. Estos se compran en las tabaquerías kioscos que tienen un cartel azul con la letra T . Cerrados. Todos. Vino el bus, subimos, le explico al conductor que queríamos pagar, que no teníamos boletos y este maestro nos dice con una sonrisa:
-Pasen son mis invitados.(traducir al italiano)
Y así tuvimos nuestro viajecito gratis hasta la puerta del hotel. Next Stop: Capri.

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