domingo, 6 de mayo de 2007

Verguenzas y Ridículos (superados)



Cuando me quiero hacer la graciosa entre hombres y quedo más guasa y guaranga que un marinero de puerto borracho.
Tratar de mostrar ante un grupo que no conozco mucho que no estoy borracha y que es natural en mí hablar a los gritos y mover mucho las manos.
Tratar de mostrarle al mismo tipo de grupo que mi frase repetida es genial y profunda, cuando en realidad, el alcohol me produce un efecto repetitivo eliptoide en las conversaciones.
Acordarme de lo descripto anteriormente me da mucha vergüenza. Después del calor súbito y rojo fuego de mi cara, me río a más no poder de la situación.
Otra cosa es hablar de un tema o de alguien que me habían aclarado de antemano que no nombrara. Lo que sucede es que a esa altura de la soiree ya estoy borracha y me olvido.

Entro a la reunión comercial. Soy la única mujer entre 35 hombres. Soy la única mujer en el área comercial. Odio que me traten como si fuera Carlitos o José. Por lo tanto lucho por ser femenina a la máxima expresión. Sé que a ellos les encanta.
Por supuesto que mientras discutimos de planes y estrategias, objetivos de ventas y presupuesto comercial, se intercalan chistes y malas palabras. Enseguida los que no se comportaron como se debe ante una dama, o sea yo, son reprendidos fuertemente por el resto. Entonces los desbocados me miran humildemente y me piden disculpas.
Yo bajo la cabeza levemente en señal de reconocimiento y así aceptando las correspondientes disculpas. Es una exclusiva performance de femme fatale lánguida que dura unos segundos. Una mezcla de Marlene Dietrch en el Angel Azul e Isabella Rosellini.
Mientras la reunión va avanzando, las discusiones en aumento, el personaje de guante hasta el codo y boquilla con incrustaciones de cristal me va abandonando, haciendo entrada casi estrepitosamente (ahí se produce el ridículo), a un nuevo integrante de mi personalidad esquizoide: Mitad Silvia Suller, mitad Jorge Corona. En esto me convierto defendiendo mi punto de vista profesional.
Mis compañeros viven desconcertados. Qué hacen con Carlitos Rossellini? Con José Dietrich? Y con Jorge Suller??? O seré Silvia Corona?
Como si fuera tan fácil. Poses son poses. Y ésta es una mía que todavía no tengo muy afinada.
Luego de muchas reuniones profesionales, puteadas, sonrisitas, flirteos, posturas feministas, machistas, quejosas, acosadoras, simpáticas, tolerables, políticamente incorrectas, intolerables: vive en mi interior Roberto.
Y es así, lo he presentado y más de uno se sorprende. Las mujeres nunca. Lo entienden desde el vamos.

No hay comentarios.: