-Y después andan diciendo que no hay trabajo. ¡Mentira! No quieren trabajar, son todas unas vivas.
-Y qué querés si tenés un caserón. Nadie te quiere ir a limpiar.
-Lo que pasa es que te vienen, pero cuando ven la casa, ¡se quieren morir!, y te la regalo cuando les digo y ahora baldeame bien todo.
-Lo que pasa es que tampoco saben limpiar, les tenés que estar atrás todo el tiempo para que te limpien los rincones.
-¡Ah no! Eso me pone loca. ¿Cómo que vas a venir a limpiar y no me vas a sacar todo todo de las alacenas? Que viva, así cualquiera. Si me vas a venir a limpiar me sacás todo querida. Yo sé limpiar, no es que sea obsesiva, pero yo toda la vida limpié mi casa. Y no te corren un mueble ni por casualidad.
-Es que no podés decir qué tienen que hacer si vos no sabés. Yo te limpio todo todo, así que m´hijita a mí no me vengas a pasar el trapito por al lado de la lámpara, la corrés y limpiás bien profundo, por abajo, por los costaditos. Todo.
-Pero no quieren. ¡No quieren! Te ponen cara de fastidio encima que les pagás. Y después no te vuelven.
-Yo a veces no sé ni para qué les digo que vengan a casa, si después ando con el blem levantando todo de los estantes para volver a limpiar. Son terribles mirá.
-Lo peor es que les querés dar una oportunidad, pero las tipas no te entienden. Se te quedan ahí paraditas mirándote como si les hablaras de escalar una montaña. Pero nena por favor, subite a la escalerita y pasá la franela, no me andes con el plumero, eso es polvo para un lado, polvo para el otro. Yo sé que la casa es grande, que el patio, pero yo lo limpio, lo que pasa es que me canso mucho ahora, entendés. Mirá me dá una bronca que sean tan vagas. Después andan con los chicos pidiendo plan trabajar. ¡Pero qué plan trabajar ni ocho cuartos! Plan vagar se debería llamar, si éstas lo que menos quieren es trabajar, haceme el favor.
-Al fin y al cabo no hay como uno para saber que todo está bien limpio. No hay caso.
-Y sí, pero es que ahora me canso mucho sabés. Y bueno, hasta que pueda. Cuando no pueda más, no limpio más y listo.
-Y qué querés si tenés un caserón. Nadie te quiere ir a limpiar.
-Lo que pasa es que te vienen, pero cuando ven la casa, ¡se quieren morir!, y te la regalo cuando les digo y ahora baldeame bien todo.
-Lo que pasa es que tampoco saben limpiar, les tenés que estar atrás todo el tiempo para que te limpien los rincones.
-¡Ah no! Eso me pone loca. ¿Cómo que vas a venir a limpiar y no me vas a sacar todo todo de las alacenas? Que viva, así cualquiera. Si me vas a venir a limpiar me sacás todo querida. Yo sé limpiar, no es que sea obsesiva, pero yo toda la vida limpié mi casa. Y no te corren un mueble ni por casualidad.
-Es que no podés decir qué tienen que hacer si vos no sabés. Yo te limpio todo todo, así que m´hijita a mí no me vengas a pasar el trapito por al lado de la lámpara, la corrés y limpiás bien profundo, por abajo, por los costaditos. Todo.
-Pero no quieren. ¡No quieren! Te ponen cara de fastidio encima que les pagás. Y después no te vuelven.
-Yo a veces no sé ni para qué les digo que vengan a casa, si después ando con el blem levantando todo de los estantes para volver a limpiar. Son terribles mirá.
-Lo peor es que les querés dar una oportunidad, pero las tipas no te entienden. Se te quedan ahí paraditas mirándote como si les hablaras de escalar una montaña. Pero nena por favor, subite a la escalerita y pasá la franela, no me andes con el plumero, eso es polvo para un lado, polvo para el otro. Yo sé que la casa es grande, que el patio, pero yo lo limpio, lo que pasa es que me canso mucho ahora, entendés. Mirá me dá una bronca que sean tan vagas. Después andan con los chicos pidiendo plan trabajar. ¡Pero qué plan trabajar ni ocho cuartos! Plan vagar se debería llamar, si éstas lo que menos quieren es trabajar, haceme el favor.
-Al fin y al cabo no hay como uno para saber que todo está bien limpio. No hay caso.
-Y sí, pero es que ahora me canso mucho sabés. Y bueno, hasta que pueda. Cuando no pueda más, no limpio más y listo.
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