Cuando lo conoció al Jefe, gran jefe y maestro negociador, ambos estaban en Ezeiza.
Ella compraba y vendía " artículos suntuarios y de lujo", según definición de la AFIP.
Por intentar un proyecto personal, renunció un 30 de Septiembre.
Tuvo empresa de bebidas y comestibles importados; era una entrepreneur. Viajaba a Europa, visitaba exposiciones como Vinexpo en Bordeaux, Francia o de Alimentación en Colonia, Alemania. Nueva York era parada obligada. Llegó a probar vino francés de 1400 dólares la botella a las 9 de la mañana.
Luego de unas fantásticas vacaciones en Washington y New York, de empresaria pasó a desocupada. Motivos y porqué dan para otra historia.
Nueve meses leyendo diarios, escribiendo currículums, entrevistas, seminarios, depresión, expectativas y euforia. Y siempre todo se repite y continúa en círculo. Siempre.
Cuando decidió escribirle al Jefe, en realidad lo hizo obligada por el discurso de Ali, y para pedirle trabajo, tuvo que tomar Valium además de coraje.
Y en el viaje en el colectivo 12, hasta Barracas, donde iba a llevar el sobre con el CV y dejarlo en su oficina, perdíó 10 pesos, un par de guantes de cuero italianos y se bajó 20 cuadras antes, lo que hizo que caminara y transpirara a más no poder.
Cuando llegó a la oficina, y odiando a esa empleada (que estaba empleada por eso la odiaba), le preguntó por él, y anticipando catástroficamente una sonrisa de satisfacción de parte de ella al decirle que no, estaba hipersupernerviosa. La sorpresa mayor fué la respuesta de la odiada que fue:
- Sí, está el Sr. Giménez, ya la anuncio.
Y luego de medio segundo en que tardó en decir su nombre, la hizo pasar.
Cuando volvió a ver al Jefe, contó tiempo atrás, le dió un gran abrazo, donde se sentía la real alegría que él tenía de verla otra vez luego de tanto tiempo. Y le dijo:
-En qué te puedo ayudar?
-Necesito laburo. Y le entregó el CV.
-OK. Empezás mañana. No vas a estar como una reina, ya algo vamos a hacer.
Cuando cada día hoy recuerda o tiene noticias del Jefe siente un gran placer, y un gran orgullo.
Y un inmenso agradecimiento.
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